VAMOS A RELAJARNOS Y A SER FELICES ACEPTANDO
Cuando el cambio es obvio entonces es traumático para nosotros, porque nos quita todo aquello sobre lo que habíamos construido «el sentido de la vida«.
Con la ignorancia vemos el sentido de la vida en cosas muy superficiales a las que consideramos nuestra fuente de felicidad. Nuestra casa estable, amigos estables, familia aparentemente estable, trabajo estable… y en cuanto un cambio se hace evidente nos deja estupefactos, no podemos aceptarlo, no entraba dentro de nuestros planes.
Todo aquello en lo que habíamos confiado resulta que eran cosas en las que no se podía confiar. Entonces nos hundimos en un ciclo oscuro de depresión.
Esta incapacidad de utilizar la impermanencia con sabiduría nos afecta profundamente.
Con sabiduría podemos transformar esta realidad en algo que sea liberador, en la solución a nuestros problemas, nuestra confusión y nuestro sufrimiento.
Esto significa que a cada momento podemos cambiar, podemos mejorar, podemos encontrar experiencias nuevas, positivas.
En vez de ver la impermanencia como algo oscuro lo podemos ver como una oportunidad profunda y maravillosa para cambiar.
Negarla no hace que deje de existir porque es la naturaleza de la existencia.
No solo nuestro cuerpo cambia momento a momento sino también nuestras sensaciones. También las sensaciones dependen de causas y condiciones: tanto las agradables como las desagradables. Un enfado, un dolor, no puede durar para siempre y parará mucho más rápido en cuanto recordemos esta sabiduría, en cuanto podamos aplicar esta sabiduría a esa sensación. Dejaremos de aferrarnos, de creer en esa apariencia como algo sólido y cesará.
Si aceptamos este cambio constante podemos aprender a fluir con la experiencia, fluir con la realidad.
No podemos parar el tiempo. Siempre estamos intentando hacer malabarismos, estresados y luchando en todo momento para mantener todas esas cosas que de hecho son insostenibles.
Es como si estuviéramos nadando contracorriente en el río enorme del tiempo e intentamos aferrarnos a cualquier cosa para que la corriente no nos arrastre.
Nos pasamos toda la vida luchando contra aquello que es inevitable.
Vamos a relajarnos y a ser felices aceptando. Lo que importa es que nos sintamos bien, que nos liberemos de todo este estrés.
El estrés es como una autodestrucción emocional y física. Ya no nos aferramos a los buenos momentos pero los disfrutamos sin que el apego envenene esta experiencia.
Todo problema en nuestra vida si lo transformamos con la sabiduría será una oportunidad para aprender de esa experiencia.
La sabiduría va más allá del dolor, lo trasciende…