EL ANILLO DEL REY
Leyenda popular sufí
Esto también pasará …
La historia cuenta que había un rey que mandó hacer un anillo con los mejores orfebres del reino.
El rey deseaba que el anillo resguardara algo que pudiera ayudarle en las situaciones más desesperadas.
El hombre más sabio de su consejo le dijo que él tomaría el encargo y supervisaría que los orfebres lo ejecutaran correctamente.
A los pocos días, el reino cayó en desgracia: lo asoló una sequía que debilitó al ganado y las cosechas se perdieron. Además, aprovechando el momento de debilidad, el reino fue invadido por el ejército vecino. Después de varios días de batalla y negociaciones, el rey estaba desolado, pero cuando estaba a punto de darse por vencido, un mensajero le entregó el anillo que había mandado hacer semanas antes.
El anillo venía con una carta de su consejero que decía:
«Cuando te sientas desesperado y necesites verdadera ayuda, lee el mensaje en tu anillo».
En ese momento el rey vio el interior del anillo y leyó una pequeña inscripción que decía: «Esto también pasará».
El rey recordó todas las batallas que había vivido, algunas que había ganado y otras que había perdido.
También recordó otras épocas de sequía y las distintas soluciones al problema. Recordó enemigos que se habían convertido en aliados y amigos que le habían dado la espalda.
Estos pensamientos le trajeron mayor claridad y perspectiva dándole fuerza para pensar en nuevas estrategias y regresar a la batalla. De una manera u otra, esta situación iba a cambiar, no había razón por la cual sumirse en la desesperanza.
El desenlace de esta batalla fue a favor del rey y, mientras celebraba la victoria en su palacio, el viejo sabio se le acercó y le sugirió al oído que leyera de nuevo el mensaje del anillo.
El rey no entendía por qué, éste era un momento de euforia y celebración, todo marchaba bien. Pero ante la insistencia del consejero, en medio de la fiesta volvió a leer: «Esto también pasará».
El rey se dio cuenta de que la victoria tampoco sería para siempre y lejos de entristecerse se sintió profundamente agradecido por tener esa ocasión para celebrar, reconocer a los que le habían ayudado y convertirse en un mejor gobernante.
Esta vez las circunstancias se tendieron a su favor, pero no siempre sería así, por lo que sintió humildad.
También se dio cuenta de que sus agresores no eran personas malvadas y que la condición de amigo o enemigo también cambia, por lo que buscó vías para negociar con ellos y restaurar la paz y prosperidad de ambos poblados.
Finalmente, pensó que habría más sequías en el futuro y que podría aprender de lo que habían vivido para sobrellevarlas mejor.

«Todo en esta vida es temporal, así que, si las cosas van bien, disfrútalas porque no durarán para siempre.
Y si las cosas no van bien, no te preocupes, no van a durar para siempre tampoco»
Fuente: Anónimo.