Una reflexión personal es un proceso natural del pensamiento.
En el que se analizan, interpretan, aclaran y relacionan ideas y se alcanzan conclusiones como consecuencia de ese proceso.
Una reflexión personal permite analizar realidades de distinto tipo y que permiten la formación de nuevas ideas y en consecuencia, nuevas actitudes.
La compasión nos invita a ser sinceros con nosotros mismos y a ofrecernos el amor que creemos que nos falta. Ser compasivo con uno mismo es comprenderse, aceptarse, perdonarse y brindarse ayuda constantemente, en especial cuando llegan las situaciones que más nos cuesta superar o los conflictos.
Cuando nos culpabilizamos por algo estaríamos desaprovechando el presente por estar inmovilizados por lo que ocurrió en el pasado, y cuando nos preocupamos, nos inmovilizamos por algo que se encuentra en el futuro, y sobre lo que no solemos tener el control.
Con la ignorancia vemos el sentido de la vida en cosas muy superficiales a las que consideramos nuestra fuente de felicidad. Nuestra casa estable, amigos estables, familia aparentemente estable, trabajo estable… y en cuanto un cambio se hace evidente nos deja estupefactos, no podemos aceptarlo, no entraba dentro de nuestros planes.
Si examinamos nuestra existencia veremos que parece que hay algo que está empujando, algo que es una motivación fundamental que empuja la vida en todas las formas que adopta, una finalidad. Ésta es la de que todo tiende a crecer, todo tiende a desarrollarse. La vida, a través de sus formas, tiene como consigna actualizar un potencial que uno trae consigo. Junto con este desarrollo, el desarrollo del potencial, va siempre inherente una conciencia interna de madurez y de plenitud.
Es importante recordar que, al igual que nuestras palabras son la expresión verbal de nuestros pensamientos, nuestras acciones son la manifestación de nuestras creencias. Ninguna acción, sin importar lo pequeña que sea, es insignificante.