Un tratamiento Reiki aumenta la vitalidad y la energía.

Las funciones del cuerpo se armonizan, la mente, las emociones, la esencia, el espíritu y el aura. Libera la energía bloqueada, promueve la relajación y reduce el estrés. También ayuda a limpiar el cuerpo de toxinas energéticas y físicas, aumenta la intuición, y desarrolla la evolución espiritual.

La finalidad de un tratamiento Reiki es conseguir el equilibrio y bienestar, por lo que la sensación de tranquilidad se produce desde que el reikista coloca sus manos hacia el punto energético a tratar.

Puesto que Reiki es un método holístico, no agresivo ni invasivo, que trabaja sobre los campos energéticos naturales del cuerpo y que no tiene efectos secundarios ni contraindicaciones, está indicada en todo tipo de personas independientemente de su edad, sexo o condiciones particulares, ya sean bebés, personas mayores, incluso durante el embarazo.